MITOS Y LEYENDAS DE CASMA
LA PIEDRA LISA
Cerca de las ruinas de Sechín existe una piedra muy lisa y
pulida que al reflejarse en ella los rayos del sol iluminan los contornos con
viva luz, fenómeno que ha originado la siguiente leyenda: Se refiere que en una
época muy lejana, un cacique de la región, quiso construir un puente sobre uno
de los brazos del río. Para llevar a cabo tal obra colosal prometió en
matrimonio a su bella hija al varón esforzado, que antes del amanecer del
tercer día después de la fecha fijada, trajera una piedra tan grande, como para
servir ella sola de puente. Un gallardo mozo se ofreció a cumplir tal hazaña,
llevado por la pasión que sentía por la hija del cacique trepó hasta la altura
y, escogió una piedra colosal, empezó hacerla rodar, pero el tiempo lo venció y
hallándose cerca al río, el sol apareció. La piedra a quedado allí, donde se
cumplió el plazo y el reflejo del astro rey es como una señal misteriosa que
recuerda aquel acto, que el bravo muchacho quiso cumplir llevado por una pasión
sobrehumana.
Jaime López Raygada en Monografía de Casma. (1944)
EL CABALLERO DE NEGRO
Tiempos atrás, en la ciudad de Casma, exactamente en Sechín,
que es zona rural (chacra), se contaba sobre un caballero vestido completamente
de negro que llevaba puesto un sombrero del mismo color, el cual caminaba en el
aire, en otras palabras, flotaba. Pero esto sólo lo comentaban como para
asustar a las personas. Tiempo después, la gente se había olvidado por completo
de este personaje. Hasta que en una noche muy fría, espantosa y lluviosa, todas
las personas se refugiaron en sus casas. A una de las familias se le había
malogrado su lámpara y sólo les quedaba una vela que ya estaba por consumirse.
De repente tocaron la puerta pero muy suavemente; todos se quedaron callados.
Un joven de la familia acudió a abrir la puerta, pero lo hizo con mucho miedo.
Al abrirla, se dio con la sorpresa de que era el caballero vestido de negro del
que siempre hablaban. El joven se quedó parado, tieso muy pálido; comenzó a
botar espuma de la boca y cayó luego al suelo. Como casi no se veía muy bien,
salieron los familiares a la puerta para ver por qué se demoraba tanto el
joven, al llegar, lo encontraron muerto y la puerta abierta. Pero esa misma
noche varias personas vieron al caballero vestido de negro, que al verle la
cara se quedaban paralizados y la mayoría murió al instante. Casi al amanecer,
un campesino que iba rumbo al pueblo, ve en el camino a un joven tirado en el
suelo que se movía muy despacio, estaba a punto de morir. El señor corrió para
ayudarlo, al llegar se hincó para recogerlo, en ese momento dio sus últimas
palabras y dijo: "el caballero de negro, el caballero de negro ..." y
así repitió varias veces. La novedad corrió por todo Sechín, el pánico invadía,
la gente andaba aterrada. Días después una señora se quedó lavando su ropa en
una de las acequias hasta altas horas de la noche, cuando de repente sintió un
ruido. Al principio la señora se asustó, pero después sintió la curiosidad de
ver qué era lo que producía el ruido. Caminó hasta llegar a un arbusto donde
vio al hombre vestido de negro el cual comenzó a perseguirla hasta atraparla.
Al rato un señor que se dirigía a su casa sintió ganas de defecar y se dirigió
hacia el arbusto, se bajó el pantalón y el calzoncillo y de repente escuchó una
voz que decía: "¡Qué buen trasero!". El señor no hacía caso, volvió a
escuchar lo mismo pero esta vez sí se amargó, se subió los pantalones y decidió
buscar quién era la persona que le decía eso. Comenzó a buscar con la mirada y
vio la cabeza de la señora enganchada en el arbusto. La señora le pidió que le
ayude a sacar su cabeza, el señor avergonzado decidió acercarse para ayudarla,
al llegar a ella, se dio con la sorpresa de que sólo tenía su cabeza, no estaba
el cuerpo. El hombre asustado comenzó a correr hasta llegar a un largo camino,
en el cual vio a lo lejos marcharse a un hombre vestido de negro. En ese
momento se acordó de lo que hablaban por allí y dominado por el miedo, se
orinó. Corrió a su casa muy desesperado y al llegar comenzó a llorar,
comentándole a su familia lo que le había ocurrido. Al día siguiente comentaron
lo sucedido con todos los vecinos, algunos se burlaban pero a la vez sentían
espanto. Después de todo lo ocurrido nadie se explicaba de dónde había salido
el caballero negro, qué es lo que buscaba y porqué ya no se le volvió a ver
desde esa noche. Estas incógnitas aún quedan sin respuesta alguna hasta el día
de hoy. Quizás nadie sepa jamás lo que pasó en realidad, pero este relato se
seguirá transmitiendo de generación en generación como ha llegado a mí.
Gabriela Torres Trujillo (2001)
EL CACARAMÁ
Corre en el valle una leyenda macabra que dice de la
maldición de Dios a un hijo irresponsable. Es la leyenda del Cacaramá, que
cuenta una mujer muy rica tuvo un hijo al que consintió demasiado, por lo que
el caudal de la familia fue agotado por el mozo en fiestas licenciosas,
terminado el dinero el hijo exigía a su madre más y más dinero y la
desventurada madre trabajaba en humildes labores para prolongar las diversiones
del muchacho. Por fin un día la madre no tuvo que darle y el malvado la golpeó,
por lo que ella lo maldijo. Murió de pena la madre; a poco tiempo el hijo la
siguió pero el alma del desdichado no hallaba descanso y su sombra fatídica
viaja por los callejones lanzando su grito alucinante: ¡Cacaramá! ¡Cacaramá!
encaramado en la grupa de los caballos a los que aguarda en las encrucijadas de
los caminos. Algunas veces dicen lo han vuelto a enterrar, pero la tierra lo
rechaza y vuelve a gritar a los oídos de los caminantes en la alta noche su
alarido estremecedor. Jinete que escucha el grito del Cacaramá no debe
volverse, pues si lo hace quedaría al instante muerto.
Jaime López Raygada en Monografía de Casma. (1944)
LOS PLÁTANOS DE ORO DEL MANCHÁN
En la hacienda Carrizal existe un cerro llamado Manchán al
que las gentes llaman el encantado por haberse forjado alrededor de él una
interesante leyenda: Cuentan que, unos arrieros viajaban transportando la
correspondencia a lomo de mula, pero uno de ellos extravió una acémila con el
correo en las inmediaciones del Manchán por lo que se internó en busca del
animal perdido, pronto halló a una mujer a la que interrogó sobre si había
visto a su mula y ella por toda respuesta lo guió hasta un abismo donde estaba
el animal. El arriero se desesperó y la mujer le dio una cabeza de plátano
diciéndole que, pasara lo que pasara con el obsequio, no fuera a referirlo a
nadie, pues de otra manera moriría, el arriero fue a pernoctar a Casma
encontrando a la mañana siguiente, a la cabeza de plátano convertida en un
montón de oro. Sin acordarse de la promesa hecha, el arriero reveló el suceso
del día anterior a otro compañero, el que fingiendo la pérdida de una acémila,
logró ver a la misteriosa mujer, recibiendo la consabida cabeza de plátano,
pero a la mañana siguiente encontró en vez de oro un montón de piedras. Pero,
no fue solo esto lo que sucedió por que el primer arriero murió arrojando
sangre por la boca y su montón de oro se transformó en piedra; es desde aquella
fecha que el cerro es mirado con respeto supersticioso.
Jaime López Raygada en Monografía de Casma. (1944)
EL CABALLERO DE NEGRO
Tiempos atrás, en la ciudad de Casma, exactamente en Sechín,
que es zona rural (chacra), se contaba sobre un caballero vestido completamente
de negro que llevaba puesto un sombrero del mismo color, el cual caminaba en el
aire, en otras palabras, flotaba.
Pero esto sólo lo comentaban como para asustar a las
personas.
Tiempo después, la gente se había olvidado por completo de
este personaje. Hasta que en una noche muy fría, espantosa y lluviosa, todas
las personas se refugiaron en sus casas. A una de las familias se le había
malogrado su lámpara y sólo les quedaba una vela que ya estaba por consumirse.
De repente tocaron la puerta pero muy suavemente; todos se quedaron callados.
Un joven de la familia acudió a abrir la puerta, pero lo hizo con mucho miedo.
Al abrirla, se dio con la sorpresa de que era el caballero vestido de negro del
que siempre hablaban. El joven se quedó parado, tieso muy pálido; comenzó a
botar espuma de la boca y cayó luego al suelo.
Como casi no se veía muy bien, salieron los familiares a la
puerta para ver por qué se demoraba tanto el joven, al llegar, lo encontraron
muerto y la puerta abierta. Pero esa misma noche varias personas vieron al
caballero vestido de negro, que al verle la cara se quedaban paralizados y la
mayoría murió al instante.
Casi al amanecer, un campesino que iba rumbo al pueblo, ve
en el camino a un joven tirado en el suelo que se movía muy despacio, estaba a
punto de morir. El señor corrió para ayudarlo, al llegar se hincó para
recogerlo, en ese momento dio sus últimas palabras y dijo: "el caballero
de negro, el caballero de negro ..." y así repitió varias veces.
La novedad corrió por todo Sechín, el pánico invadía, la
gente andaba aterrada. Días después una señora se quedó lavando su ropa en una
de las acequias hasta altas horas de la noche, cuando de repente sintió un
ruido. Al principio la señora se asustó, pero después sintió la curiosidad de
ver qué era lo que producía el ruido. Caminó hasta llegar a un arbusto donde
vio al hombre vestido de negro el cual comenzó a perseguirla hasta atraparla.
Al rato un señor que se dirigía a su casa sintió ganas de
defecar y se dirigió hacia el arbusto, se bajó el pantalón y el calzoncillo y
de repente escuchó una voz que decía: "¡Qué buen trasero!". El señor
no hacía caso, volvió a escuchar lo mismo pero esta vez sí se amargó, se subió
los pantalones y decidió buscar quién era la persona que le decía eso. Comenzó
a buscar con la mirada y vio la cabeza de la señora enganchada en el arbusto.
La señora le pidió que le ayude a sacar su cabeza, el señor avergonzado decidió
acercarse para ayudarla, al llegar a ella, se dio con la sorpresa de que sólo
tenía su cabeza, no estaba el cuerpo. El hombre asustado comenzó a correr hasta
llegar a un largo camino, en el cual vio a lo lejos marcharse a un hombre
vestido de negro.
En ese momento se acordó de lo que hablaban por allí y
dominado por el miedo, se orinó. Corrió a su casa muy desesperado y al llegar
comenzó a llorar, comentándole a su familia lo que le había ocurrido.
Al día siguiente comentaron lo sucedido con todos los
vecinos, algunos se burlaban pero a la vez sentían espanto. Después de todo lo
ocurrido nadie se explicaba de dónde había salido el caballero negro, qué es lo
que buscaba y porqué ya no se le volvió a ver desde esa noche.
Estas incógnitas aún quedan sin respuesta alguna hasta el
día de hoy. Quizás nadie sepa jamás lo que pasó en realidad, pero este relato
se seguirá transmitiendo de generación en generación
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